sábado, 22 de febrero de 2014

Resistencia Indigena y Conquista

Hacia finales del siglo XV la dinámica mercantilista propició los viajes para abrir conexiones de mercados, avanzada que venía como parte de la movilidad económica entre el mediterráneo, el norte de áfrica y Asia.  Sería en este contexto en que varios banqueros financiaron viajes para apertura de rutas comerciales marítimas, generando la llevada de navegantes españoles a las costas del territorio bautizado por los europeos ibéricos “América”, extensos territorios que  servían de escenario para diversas sociedades indígenas. La invasión proveniente de la península ibérica traía consigo planteamientos de dominación, de “civilizar” bajo la tutela de la iglesia, poder ideológico de la sociedad europea de la época, y las ansias de riquezas generadas por la lógica mercantilista europea de de los siglos anteriores. El choque socio-cultural entre los europeos y las culturas indígenas del territorio generó una violenta imposición de los primeros, ante ellos “el  Tawantinsuyo y Anáhuac  se sometieron, aunque a la vez adaptaron estratégicamente u obligadamente su sistema de conocimiento a la lógica de los invasores”. 
En el caso del territorio bautizado durante la dominación española como “Honduras” encontramos según estudios a diferentes poblaciones dispersas en medio de grandes barreras montañosas. El conocimiento de esas sociedades indígenas del territorio ha tenido muchas limitantes historiográficas, convirtiendo la historia de Honduras del siglo XV en una etapa de vacios y desconocimiento sobre importantes hechos culturales que forjaron el nacimiento y crecimiento de villas y ciudades.  
Sin embargo según la documentación analizada por algunos historiadores y trabajos antropológicos sobre el siglo XVI se demuestra la resistencia efectuada por los indígenas de territorio, haciendo énfasis en su derecho a la tierra y a la libertad producto del abuso de los colonos españoles. El periodo entre 1524, año en que inicio propiamente la invasión desde diferentes lugares del territorio indígena, hasta la década de 1540 momento en que la corona intentó poner alto a la peligrosa autonomía de sus colonos, sería un período de cruenta violencia contra la población indígena de Honduras, un genocidio, aunque no hay claridad sobre la densidad  poblacional que plantea  Linda Newson ,  pero si hay certeza de las constantes masacres e imposición de trabajos forzados  tras la llegada de los invasores Gil Gonzales Dávila, Cristóbal de Olid, Pedro de Alvarado (enviados por Hernán Cortes desde México y Guatemala), Andrés Niño (enviado desde panamá), Francisco Hernández de Córdova (enviado por el gobernador de Pedrarias Dávila) y de todos los colonos que comenzaron a llegar inmediatamente de las fundaciones de pueblos. 

Posteriormente en la década de 1530 se siguieron realizando abusos y crímenes contra la población indígena, por ello varios caciques decidieron entablar resistencia armada a la coacción y avaricia de los españoles posibilitando el surgimiento de líderes guerreros como fue el caso de Lempira. Aunque no hay claridad sobre la vida y muerte de este guerrero , si se sabe que existió una fuerte resistencia indígena contra los abusos de los colonos españoles, además de la existencias de varios líderes guerreros que entablaron duras batallas contra el invasor.


La resistencia indígena se manifestó en diferentes formas, muchas de ellas creativas frente a la imposición militar e ideológica, pero también se realizó la armada mediante insurrecciones, fue de esa manera en que en la década de 1530, aproximadamente entre los años 1536-1539, se realizó la lucha contra los españoles comandada por el guerrero Lempira. La rebelión de Lempira y de otros importantes guerreros indígenas como Cicumba y Galel Copán en la historia de Honduras  es un precedente de una larga lucha contra colonos y luego contra elites criollas. La  imposición de trabajos forzados y  la marginación de los beneficios de la tierra y la autodeterminación han sido el elemento de ultraje de las elites contra los indígenas del territorio hondureño, su resistencia cultural a través de diversos elementos lograron sobrevivir al sistemático trabajo ideológico de la iglesia.